Días de cuentalahistoria

miércoles, 6 de abril de 2011

CORLÁRIDA ( Capitulo 7 – Comando ) – Gabriel Guerrero Gómez



Capítulo VII

Comando




“La fortaleza de la carne no es nada sin la fortaleza de la mente y el espíritu, guiados por la voluntad de un principio noble”.
                                                             
 Asey.

(La forja de un guerrero Rebelis, se cimenta en la integridad de su alma).                                                                          
                                                                   
                       
          Nika Corintian les explicó largo y tendido su encuentro con los Corláridas, tras una prolongada y ardua deliberación, se había decidido que Salek solicitase la ayuda de Unumgel lo antes posible. Garlaz, el heraldo de la Reina Corlárida, había precedido su llegada informando a Valdyn de su situación y posible ayuda. Los Delphinasills, habían quedado profundamente impactados, por la insólita y exótica belleza de  la Monarca de Corlaria. En especial Novak.    Tiempo más tarde, Unumgel hallábase reunida con Nika, Salek, Dhalsem y Valdyn Sillmarem, en el interior de su Cosmo—nave.  Siempre escoltada por su leal guardián Garlaz, también, iba acompañada por un impresionante Itso, cedido por la Gran Madre Itso, aunque ignoraban por completo como habían logrado contactar entre ellos. Permanecía en silencio, imponiendo un profundo respeto entre los allí reunidos.
          —La clave está en Kurpuck  —Comenzó a decir la Reina Corlárida.
          — ¿Kurpuck? —preguntó Valdyn, desconcertado.
          —Es preciso, que conozcáis la ubicación exacta de Kurpuck y el punto débil de los Koperian para vencerles…o lograr su retirada. Esto que os muestro es un Explorador Carto-estelar Corlárida —Indicó Unumgel, invitándoles a acomodarse frente un transparente tubo cilíndrico, tallado con luminosos símbolos Corláridas. Nika Corintian, Dhalsem Thagore, Noah Salek, Valdyn y Stephan Seberg, sentaron se alrededor de aquel insondable circulo oscuro, ubicado sobre aquel cilíndrico pilar del suelo. La Reina Corlárida en el interior de su exótica astronave Corlárida, alzó una mano y con la incandescente yema de su dedo índice, materializó varias siluetas tridimensionales de luz. Acto seguido, los guío reflejándose entre sus rostros, multitud de luminosos punteados, cuyas distancias, tamaños, dimensiones y simetrías engañaban en un principio a sus atentas miradas.
          –Fascinante, vuestros mapas son más precisos, que los nuestros.
—murmuró Stephan Seberg. Unumgel le sonrió, sin romper, ni el silencio, ni la concentración. Sistemas y galaxias, cometas y demás fenómenos siderales, desfilaron ante sus expectantes pupilas, extendidos en un principio concéntricamente en ondas, para después adquirir un relieve tridimensional.    Ristras de datos, se deslizaron ordenadamente en lengua Corlárida, con Escalas siderales a años luz. Radiaciones cósmicas y enormes estrellas: Esferas gaseosas que emitían calor y luces de las más diversas entonaciones, debido a las reacciones nucleares de fusión, del hidrogeno de su interior. A Stephan le pareció reconocer algunas, otras le eran por completo desconocidas.
          Sus facciones se iluminaban y variaban de intensidad, a medida que las imágenes, se sucedían ininterrumpidamente, sin prisa pero sin pausa.
—Fascinante —murmuró Valdyn. Salek y Dhalsem Tagore, aguardaron en silencio.
          Visualizaron con gran nitidez, etiquetadas galaxias, aglomeraciones de miles de millones de estrellas, separadas por amplias distancias, formando grandes espirales o elipses. También nubes de gas y polvo interestelar, nebulosas en las cuales en ocasiones se condensaban nuevas estrellas o cúmulos globulares, miles de antiguas estrellas acumuladas en esféricas regiones en los más remotos rincones de las galaxias. Stephan como buen científico, ex profesor del planeta Thenae, identificó a los grandes emisores de energías en el centro de las galaxias: Los Cuásares. También vio la explosión tras expandirse de una estrella gigante roja, una Supernova. Las cuales durante unos días podían ser tan luminosas como una galaxia.
          Stephan tragó saliva, agitándose inquieto. La tecnología Corlárida se le antojo superior a la humana, en algunos detalles le recordaba a la forma de actuar de los Itsos, pero con matices distintos. Identificaron con facilidad, diversas Radio galaxias (galaxias jóvenes que emitían grandes cantidades de energía en forma de radio). Púlsares: Esferas de lo que quedaba de la explosión de una supernova, muy densas que emitían regularmente pulsaciones luminosas. Stephan aunque no entendía el idioma Corlárida y sus datos si comprendía sus imágenes.           Observaron las inconfundibles formas esféricas de diminutos cuerpos fríos, planetas orbitando alrededor de las estrellas y brillando únicamente, por la luz reflejada de otros cuerpos brillantes como las estrellas y sus soles. Stephan comenzó a impacientarse, y fue a despegar los labios, cuando bruscamente algo captó su atención. Un extrañísimo Sistema planetario, orbitó frente a él. La imagen se aproximó y se amplió en uno de los orbes, de un color negro pulido.        No se asemejaba a nada que hubiese visto en su vida, enseguida, tal imagen le dio mal palpito. Instintivamente, para sus adentros concluyó que aquello no parecía un fenómeno normal. Aumentó de tamaño y volumen, para después adentrarse en el interior del gran planeta viviente Koperian: Kurpuck.
 –He aquí el principal planeta Koperian. —señaló con gravedad Unumgel.
          —El secreto, la clave y tecnología para lograr la retirada de las tropas Koperian, que custodian los stocks de Vignis y protegen la superficie del planeta Krystallus—Nova, se centra básicamente en la anulación, bloqueo y blanqueo mental de su líder. —explicó Unumgel.
          —Me imagino que no será tarea nada fácil, acercarse a él, ¿me equivoco?          —Preguntó un impresionado Stephan.
          —No, no os equivocáis. —confirmó Unumgel.
—Él, es el único poseedor de todos los planes de control y evolución Koperian, si por el contrario es neutralizado. Será automáticamente sustituido por otro líder transmitiéndosele del antecesor (del primero) los conocimientos necesarios para el control del gobierno Koperian y los efectos terminarían siendo los mismos: Los Koperian proseguirían su misión al servicio del Conde, (custodiando el planeta Krystallus—Nova). Si se le bloqueaba mentalmente, al saltar las alarmas de seguridad interna Koperian, al buscar su origen, el origen de su mal. Las tropas Koperian ubicadas alrededor de Krystallus—Nova, detendrían sus operaciones automáticamente y en caso de verse amenazadas o identificar una posible amenaza para su líder, regresarían a su planeta de origen, a la defensiva, hasta identificar y anular dicha amenaza.
          — ¿Su forma de gobierno es piramidal? —preguntó Nika Corintian.
          —Solo hasta cierto punto, si su líder cayese en seguida sería sucedido por el siguiente en el escalafón.
          —La clave está en la infiltración y superación de sus defensas interiores
—señaló Stephan, era la viva imagen de la concentración.
          —Exacto. Pero creedme no es tarea nada fácil, no solo ya entrar y completar la operación si no salir de allí con vida y cuerdo… —explicó Unumgel.
          —La solución es bloquear a su líder —comentó en voz baja Valdyn.
          — ¿Cuánto comandos serían necesarios? —preguntó Stephan.
          —No es una cuestión de número.
          —No os entiendo —dijo Stephan perplejo.
          —Con uno será suficiente  aclaró Unumgel.
          — ¿Os réferis a un solo comando? —interrogó Stephan incrédulo.
          —OH, no, no. Me refiero a una única unidad humana, para introducirse en su planeta—consciente —afirmó con serenidad Unumgel.
          — ¿A un solo hombre?, pero vos misma nos dejáis entrever que la cultura y los sistemas tecnológicos Koperian son muy diferentes a los nuestros…además… ¿habéis dicho planeta—consciente? —preguntó Stephan lanzándole una penetrante mirada.
          —Quién se adentre, en el interior del planeta aunque sobreviviese, su psique nunca será la misma, ese será el precio a pagar por su éxito o fracaso al introducirse en aquel lugar —sentenció la Reina.
          —No es muy alentador…—observó Valdyn.
          —No obstante el viaje no lo hará solo —resaltó Unumgel.
          — ¿Pero qué tipo de nave lograría, superar sus defensas? —preguntó Nika.
          —No será necesaria ningún tipo de nave —señaló la gran dama.
          — ¿Qué armas utilizará? —preguntó de nuevo Stephan.
          —No serán necesarias ningún tipo de armas —explicó Unumgel.
          — ¡Esto es una locura! — exclamó Valdyn.
          —Es un hecho. —sentenció Unumgel con enigmático gesto.
          —Si no lo matamos… ¿cómo lo bloquearemos? —preguntó Stephan.
          —No lo matareis, nos interesa que viva, por esta vez al menos —aclaró Unumgel.
          —Vuestras palabras, carecen de sentido, mi dama. —afirmó Stephan.
          —En realidad son las vuestras las que carecen de sentido —sentenció Unumgel con frialdad.
          —Pero…
          —Vos ignoráis de lo que estáis hablando, mi persona no.
          —Pero…son humanos, los Koperian…quiero decir.
          —En parte si, al igual que los Itsos y nos misma —especificó Unumgel.
          —Entonces pueden morir  —soltó Stephan sin miramientos.
          —Pueden, pero no lo harán. Será bloqueado nada más. Solo así lograremos que se retiren como ya se os ha explicado.
          — ¿Por quién?
          —Por vos, yo os diré como, el cuándo y el donde. Haréis lo que yo os diga— aseguró Unumgel. Stephan observó al Itso de reojo y comenzó a comprender. La gema—mente de Unumgel, refulgió enlazando una parte determinada de su psique con la mente de Stephan. “Solo un espíritu curtido como el vuestro, soportará tal misión”. Tales palabras resonaron en la cabeza de Stephan. Vio como su pensamiento era introducido en el oscuro interior de un pasadizo Koperian. El planeta entero estaba completamente intercomunicado, por inmensas terminaciones conectadas unas a otras. Una maraña que se distribuía estratégicamente por todo el orbe. Repleta de sensores identificativos, cualquier ADN desconocido sería detectado casi al instante. Multitud de ramificaciones como un cerebro gigante.
          La complejidad de aquel planeta—consciente habían sido diseñadas con una función muy clara: Ocultar a su líder Koperian. Si uno moría, era sustituido por el siguiente, asumiendo sus funciones e información.  Era como si el planeta estuviera vivo y palpitara con vida propia. Los planetas Koperian están fabricados tanto con componentes orgánicos como artificiales. “Son planetas vivos”  —pensó Stephan, profundamente asustado. Unumgel acordó el plan y la forma de su ejecución con Valdyn y el resto de los presentes, quedándose a solas con Stephan para ultimar los preparativos. Tiempo más tarde, Stephan se reunió a solas con Valdyn: —Este es nuestro momento, ejecutaremos este plan, yo iré al corazón de Kurpuck para bloquear a su líder con la ayuda de la Reina Corlárida y lograr así que su flota, en Krystallus—Nova se retire, dejándoos vía libre para introduciros en el planeta.
          —Será peligroso   observó Valdyn, Stephan ignoró el comentario y prosiguió hablando.
          —Vos y los Delphinasills en Kristenia, su ciudad capital, debéis enfrentaros al Imperator y acabar con él dijo Stephan, había tomado ya una decisión.
          —Ahora es más poderoso que nunca, ignoro cómo le haremos frente. Somos menos y fuimos derrotados con facilidad en Thanos, en nuestro último enfrentamiento, incluso superándole en número  —rrazonó Valdyn preocupado.
          —Por qué no estabais, ni unidos, ni organizados. Le lleváis una gran ventaja, ¡aprovechadla! Durante diez años habéis evolucionado con el elixir adaptándose a vuestros organismos, lenta pero seguramente. Poseéis un mayor grado de control y conocimiento de vuestros talentos y límites. Una experiencia, de la que carece el Conde. Aunque el potencial de su formula sea mayor, al haber usado la sangre de vuestro hijo en la elaboración, las incógnitas y variables tan bien serán mayores. Sus poderes no están completamente desarrollados. ¡Aún es vulnerable! Si los Delphinasills hacéis valer vuestras capacidades y adiestramiento, en perfecta unión y organización, le derrotareis, es vuestra única oportunidad. Es necesario que ese hombre muera, por el bien de todos nosotros, mi señor  insistió, un implacable Stephan.
          —Es posible.
          —No puedes controlar, lo que aún no conoces, reflexionad, apenas si ha tenido tiempo de familiarizarse con sus poderes —oobservó Stephan.
          —Buena apreciación, de hecho nosotros no lo hubiésemos logrado, sin la ayuda de nuestro maestro de artes mentales, Dhalsem Tagore —rreflexionó Valdyn en voz alta.
          —No solo carece de la ayuda de un maestro de artes mentales, su psique aún no ha poseído el tiempo suficiente para adaptarse a la manifestación, uso y control de sus talentos—capacidades, ¡esa es nuestra mejor baza!
          —Puedo estar dispuesto a morir por mi pueblo pero no a matar, impunemente —aclaró Valdyn.
          —Si ese hombre sobrevive, su material genético podría expandirse, es capaz de perpetuarse en una raza de dioses a su imagen y semejanza, creando nuevas posibilidades, ese hombre no se detendrá ante nada, ahora se siente omnipotente e invencible. ¡Acabad con él y su locura!  insistió casi con agresividad Stephan.
          —Podríamos llegar a algún tipo de acuerdo ofreció Valdyn inseguro.
—No me falléis, mi príncipe, pensad en Sarah y en mi nieto, no quiero que sean esclavos.
—No fallaré  aseguró Valdyn con una seguridad que no sentía en absoluto.
          —Juradme la muerte de esa diabólica criatura, ¡me lo debéis!, ¡nos lo debéis a todos los que nos hemos sacrificado, no solo por nuestras gentes y la raza humana si no por vuestro amado Sillmarem.
          –Os lo juro ese hombre será, derrotado. 
          —Así sea. Mi señor…que el poder de la vida os fortalezca siempre
 Terminó por decir Stephan dándole la espalda a un Valdyn, sumergido en sus más profundos pensamientos y temores. Estaba asustado, muy asustado.

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